09. La majestad del universo

El universo se rige por las leyes de Dios
El universo se rige por las leyes de Dios

Hola amigos:

En nuestro recorrido apocalíptico nos encontramos con un pasaje bien llamativo y es el que muestra la dimensión del trono del Rey del universo y por supuesto el nuestro. 

Necesitamos imaginar en el buen sentido la escena: "Después de esto" no especifica el tiempo transcurrido entre las dos visiones y no necesariamente después del cumplimiento de la visión anterior, sino desde el punto de vista del tiempo de Juan; por consiguiente, esta declaración es paralela a la del capítulo 1. La puerta conduce definitivamente al trono Celestial, todo debe entenderse simbólica y no literalmente, para no dar lugar a problemas de interpretación personal. La voz que escucha el profeta es la del capítulo uno sin duda y recibe una invitación para que Juan entrara en visión, apartando sus sentidos de las cosas terrenales que lo rodeaban para enfocarlos en las realidades celestiales. Algo semejante que debiera ocurrir con nosotros al estudiar las Sagradas Escrituras. El profundo respeto del profeta para describir al Gobernante del universo con palabras que parecieran en modo alguno antropomórficas, es clara, porque lo describe simplemente "sentado", sin decir qué o quién estaba sentado. Sólo afirma que sobre el trono había una presencia. Esta referencia al Padre se halla en notable contraste con la detallada descripción del Hijo, recordemos el capítulo 1; pero Jesús es humano y a la vez divino, y por lo tanto puede ser descrito apropiadamente en términos humanos. El entorno del trono es todo un encanto y todo un desafío para pedirle a Dios que nos permita conocerlo al lado de nuestro Salvador y contigo si te preparas para ello. Aparecen unos Ancianos que según los eruditos es la representación de la raza humana en la corte del cielo, algo increíble pero créalo, en el cielo hay quienes Jesús ya llevó como primicias de su Redención.  Aparecen los querubines que están en la mismísima presencia de Dios y que no se cansan de hacer la obra y la voluntad de Dios y de adorar al Creador.

Es la tónica del cielo: la ADORACIÓN al Todopoderoso. Es la consigna del verdadero cristiano: "Temed a Dios y dadle gloria... y ADORAD a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas". Quiera Dios que cada uno de nosotros pueda entrar en la comunión de la verdadera adoración del cielo.

Dios los bendiga. Nos vemos pronto!

 

 

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