6. Justicia Divina

Hola amigos:

Llegamos a un capítulo donde según los expertos es escrito por el propio monarca Nabucodonosor quien hasta ese momento estaba reinando tranquilo. Pero Dios le muestra un sueño y a diferencia del pasado (cap 2) el recordaba cada detalle del mismo y convoca a los "sabios" o adivinos del reino. Pero aunque lo intentaron no pudieron encontrar el sentido lógico al asunto, La verdad es que "ninguno de los sabios podía interpretar" el sueño (PR 379). Pero aparece nuestro amigo Daniel en escena y con el la Luz, la Justicia, la Misericordia y el Poder de Dios. ¿Qué pasa cuando entras en las reuniones de tus amigos, vecinos, compañeros de trabajo, entre otros? ¿Notan los demás la diferencia o nos ven como comunes seres humanos? Amigo déjame decirte que cuando estamos caminando con Jesús, debemos marcar una diferencia grande, miremos a Pedro a quien lo acusaron de andar con el Maestro y aunque este no reveló en ese momento que era de Cristo, su forma de expresarse, su presencia, su percepción de la vida, mostró a quién seguía. En fin volviendo a Daniel, la versión de Teodoción reza: "Que tiene en sí el santo espíritu de Dios".  ¡Qué maravilloso! Se establece una interpretación que en un comienzo preocupó al rey, pero al paso del tiempo se despreocupó y un buen día dijo: "No es esta la gran Babilonia que YO edifiqué", Las arrogantes exclamaciones del rey fueron inmediatamente seguidas por su humillación.  No se dice si esa voz fue oída por el rey solo o si su séquito también oyó las palabras celestiales. Ya sea que Dios ordene, permita, o intervenga "el complicado juego de los acontecimientos humanos se halla bajo el control divino" y un "propósito divino predominante ha estado obrando manifiestamente a través de los siglos" (PR 393, 392; ver Ed 169; Rom. 13: 1). El rey llegó a convertirse en una bestia por voluntad de Dios, La palabra "plumas" ha sido agregada.  El cabello, descuidado y expuesto durante mucho tiempo a la inclemencia del tiempo y a los rayos del sol, se pone duro y rebelde. Es imperativo notar que se nos dice que el rey recuperó la razón cuando reconoció al verdadero Dios.  Cuando el humillado rey levantó la vista al cielo en oración, fue elevado de la condición de una bestia bruta a la de un ser que lleva la imagen de Dios.  El que durante años había yacido por tierra, impotente y humillado, fue una vez más exaltado a la dignidad humana que Dios ha concedido a sus criaturas, formadas a su semejanza.  Lo más importante  del milagro que ocurrió en el caso de Nabucodonosor lo vemos -aunque en forma menos espectacular- en la conversión de cada pecador. Bendice al Altísimo, habla bien del rey que en un tiempo fuera orgulloso, el hecho de que después de su tenebrosa vivencia sintiera en primer lugar el deseo de agradecer a Dios, alabarlo como el Eterno y reconocer su reinado perdurable. Es hora mi querido de hacer lo mismo y reconciliarnos con aquel que quiere darnos Vida en abundancia. Dios te bendiga. Hasta la próxima.