2. Daniel el profeta

Era Daniel un habitante del pueblo de Israel común y corriente. Pero un día el rey de Babilonia invadió a Israel y llevó a muchos israelitas cautivos (esclavos) a su país, dentro de los cuales se encontraba Daniel; él era bien parecido, de buen porte, educado y de buena familia por los datos que nos da el registro sagrado. Fue llevado a la casa real para ser enseñado por los babilonios en todas sus áreas de conocimiento; es allí precisamente donde sale a relucir la relación espiritual que mantenía Daniel con Dios. Aquí encontramos esta gran lección: No es en los buenos tiempos donde demuestro que tan cristiano soy, es cuando viene el problema, la tentación y la confusión a causa de las cosas que ocurren en nuestra sociedad, de tal manera que si he cimentado un buen conocimiento de la voluntad de Dios, entonces vendré a ser como el monte de Sión, que no se mueve sino que se mantiene firme ante la tormenta.

 

Daniel era conocedor de lo que agradaba a Dios, por ende, al darse cuenta de que la comida que servían a la mesa del rey además de contener alimentos impuros eran dedicados a los dioses de Babilonia, lo cual significaba participar de la fiesta idólatra de ese pueblo. Así que propuso en su corazón no contaminarse de aquellos "alimentos", en cambio pidió agua, frutas, cereales y mucha ensalada; no por ser vegetariano como afirman muchos, sino que era la manera de asegurarse de agradar a Dios en semejantes circunstancias. Gracias a Dios encontró apoyo en unos amigos que estaban cerca, pero imaginen que fueron muchos y al final sólo cuatro deciden estar del lado de Dios en cada una de las vicisitudes que encontraron en el país extraño como veremos en otro comentario.

Mis queridos, los resultados al cabo de diez días fueron claros y todo porque la bendición de Dios estuvo con ellos; porque si analizamos la situación, nadie en sólo diez días va demostrar mejor disposición, mayor conocimiento, estado de salud impecable y muchas otras cosas que al examinar el rey Nabucodonosor encontró en ellos, así que necesariamente debemos decir que Dios se manifiesta cuando la oportunidad del hombre desaparece.

Este es el primer comentario del libro de Daniel... mucho después vendrá el Apocalipsis. Dios los bendiga grandemente.

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